Un nuevo capítulo en la destilación
En el corazón de Marcos Juárez, un sueño resurgió de sus cenizas. El gin Renacido, elaborado por Andrés Boes, se ha convertido en un símbolo de resiliencia y creatividad al ganar el Gran Oro en los Argentina Spirit Awards.
Pero el camino hasta aquí no fue sencillo. Después de cerrar su cervecería, Andrés pensó que había dejado atrás su vida como emprendedor en el mundo de las bebidas. «Nunca imaginé que volvería a embarcarme en esto», confiesa. Sin embargo, la curiosidad lo llevó a explorar nuevas posibilidades en su cocina.
“Empecé a leer sobre destilación y, de manera casi improvisada, armé un destilador rudimentario en casa. Al principio, era solo un pasatiempo, pero cuando mis amigos y familiares comenzaron a probarlo, me animaron a seguir”, relata Andrés. Esta chispa de inspiración se convirtió en la llama que avivaría su pasión por la creación de un gin de calidad.
La dedicación detrás de la creación
Con la firme convicción de que la calidad era primordial, Andrés se sumergió en el mundo de la destilación. “Soy bastante exigente en este tema. Quiero hacer las cosas medianamente bien”, dice, reflejando su compromiso con la excelencia. A diferencia de su experiencia anterior con la cerveza, donde había invertido en maquinaria costosa, decidió seguir un enfoque más artesanal. «Cuando lograba una receta que me gustaba, la replicaba en una destilería a fasón, asegurándome de cumplir con todas las habilitaciones», explica.
El producto que realmente lo catapultó fue el Renacido, un homenaje a su propio viaje de transformación, simbolizado por el oso que adorna su etiqueta. «Elegí el nombre porque refleja mi historia. Como el protagonista de la película, pensé que no podía volver a empezar, pero aquí estoy, destilando y buscando ideas», comparte con una mezcla de humildad y orgullo.
Un reconocimiento inesperado
Andrés nunca imaginó que su esfuerzo recibiría tal reconocimiento. Aunque no asistió al evento en persona, la noticia de su medalla de bronce llegó como un rayo de esperanza. “Cuando me dijeron que había ganado bronce, fue emocionante, pero luego, a la hora, me avisaron que había logrado el Gran Oro. Fue una verdadera sorpresa”, recuerda con una sonrisa desbordante. Este premio no solo valida su arduo trabajo, sino que también lo coloca al nivel de las destilerías más consagradas de Argentina. “Nunca pensé que podría estar en la cima, y mucho menos superar a otras marcas de renombre”, reflexiona.
Un futuro prometedor
Con el Gran Oro en su haber, Andrés está decidido a expandir su presencia en el mercado. «Ahora tengo que ponerme las pilas para replicar esta producción y hacerla más comercial. Estoy muy satisfecho con la aceptación de la gente y este reconocimiento es el broche de oro», afirma con entusiasmo. A medida que mira hacia el futuro, su pasión por el gin y el deseo de compartir su creación con el mundo lo motivan a seguir adelante.
Agradezco sinceramente a Andrés por confiar en mí para contar su historia. Su experiencia es un brillante ejemplo de cómo, a veces, los mejores comienzos surgen de las decisiones más inesperadas. En un mundo donde muchos se detienen ante el fracaso, Andrés Boes ha renacido y, con él, su pasión por la destilación y la creación de un gin que ya es un orgullo de Marcos Juárez.