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Las contradicciones en la protección vegetal: de la teoría a la práctica

La agricultura significa para la naturaleza la invasión de una especie en una superficie determinada. Inmediatamente la naturaleza genera mecanismos de defensa que tienden a mantener la diversidad.

Esta superabundancia de alimento genera una multiplicación desmesurada de alguna especie de insecto, hongo o maleza competidora, a los cuales llamamos plaga. En la actualidad, por condicionamientos económicos, el agricultor se ve obligado a tomar ciertas medidas que, de momento, le ayudan económicamente pero que a la larga se ha comprobado son perjudiciales para la agricultura.

Los conocimientos para intervenir en el ciclo biológico de una plaga según las condiciones del clima y del suelo se adquieren con la experiencia de años de trabajos continuados en un mismo lugar para dar como resultado un aprendizaje profundo de las interrelaciones locales de la naturaleza y las técnicas a utilizar. Actualmente estas técnicas se trasladan, casi sin adaptación especial, entre regiones y países, como si fueran infalibles.

En este contexto, se ha desarrollado un discurso de “agricultura sustentable” en los medios de comunicación ligados a la agricultura, círculos de política gubernamental, organizaciones y comunidades, entendido como un cambio sustancial en la filosofía y los métodos agrícolas.

El objetivo principal del artículo es entender hasta qué punto los discursos que surgen en relación a las soluciones “sustentables”, tales como el manejo integrado de plagas, están sirviendo para reconciliar y mediar las contradicciones entre la intensificación del capital, los intereses de los productores agropecuarios y agroindustrias con las demandas de una mayor protección ambiental.

El conocimiento del ambiente en el que se desarrollan los cultivos es prioritario para el desarrollo de tácticas de manejo racional y compatible con la salud de la comunidad agrícola, los consumidores y el ambiente. Ahora bien, ¿en qué medida se aplican los conocimientos desarrollados para la protección vegetal en relación a las prácticas cotidianas?.

La simplificación de las tácticas de manejo de plagas(malezas, enfermedades y animales) puede desembocar en la complicación de las mismas a largo plazo. Un ejemplo es haber utilizado un mismo principio activo para el control de malezas en forma masiva y por un período muy prolongado, derivando en problemas de tolerancia y/o resistencia al mismo. Existe cuantiosa información en relación a prácticas de manejo de adversidades biológicas que no son adoptadas por ejemplo, la rotación de cultivos, uso de franjas trampa, los cultivos de cobertura, fechas de siembra, etc. A continuación se describen algunas de las situaciones que ocurren a lo largo de los ciclos de los cultivos y que influyen en el resultado económico final. Además ofrecen una mirada racional para reflexionar sobre determinadas prácticas de manejo que se realizan y que distan mucho del Manejo Integrado de Plagas como parte de las Buenas Prácticas Agrícolas. El rendimiento de los cultivos depende de muchos factores que de manera conjunta influyen en las diferentes etapas que se suceden a lo largo de su ciclo, algunas de las cuales pueden ser críticas e influyentes en el resultado final. La planificación de cada una de las mismas previo a la siembra hasta la cosecha en función de los recursos disponibles resta incertidumbre al manejo de cultivos y ofrece pautas de cuáles podrían ser las intervenciones necesarias al sistema que se genera. El conocimiento del historial de manejo de cada lote a implantar es fundamental para la correcta toma de decisiones. Con dicha información y monitoreo frecuente se minimizan los errores a cometer. Decisiones de manejo como control de malezas del cultivo anterior o barbecho pueden influir en la dinámica de plagas del cultivo posterior. Los contratos accidentales próximos a la siembra donde se desconoce el historial de manejo del lote obran en contra de decisiones acertadas. La elección de herbicidas de presiembra y preemergentes que obliga al uso de herbicidas postemergentes de eficacia parcial y de elevado costo. Otra práctica frecuente es el agregado en barbechos de insecticidas que por su relativo bajo costo se realizan de manera sistemática sin una correcta evaluación de su necesidad. Dicha práctica pudo haber originado en el complejo de cortadoras aumento en los niveles de tolerancia a diferentes insecticidas que se observan como fallas de control a las dosis originales de registro. Un correcto y uniforme stand de plantas según el ambiente en el que se desarrolló es fundamental para que la brecha con el rendimiento potencial sea mínima. El stand que se desea lograr va a depender de la cantidad de semilla a sembrar y de su calidad (poder germinativo, vigor, etc.) así como también de la calidad de siembra (maquinaria, residuos en suelo, humedad, etc.). En esta etapa tiene influencia la protección mediante fungicidas o insecticidas con que viene tratada la semilla o los tratamientos que el mismo productor realice y su compatibilidad con microrganismos fijadores de nutrientes. El interrogante que aquí se plantea es en qué medida se justifica incurrir en un costo por una protección inicial cuando no hay opciones de elección debido a que la semilla ya viene tratada con un objetivo preventivo en situaciones en donde la plaga no esté presente o se encuentre inactiva para una determinada fecha de siembra. Al momento de elección de la semilla se está decidiendo no sólo el potencial del cultivo sino que por sus características la protección a una serie de adversidades biológicas que puedan tener impacto significativo.

En este contexto los cultivos transgénicos a través de los diferentes eventos con tolerancia a herbicidas o que expresen toxinas insecticidas pueden brindar una solución cuando exista una presión significativa de aquellas adversidades que puedan afectar al cultivo.

La tolerancia a herbicidas de diferentes cultivos, así como puede ser una solución frente a un problema de manejo de malezas, puede ser un problema de emerger en la campaña siguiente por semilla remanente en el suelo que implique un costo adicional de control. Si bien el manejo de cultivos transgénicos con protección frente a insectos merece un desarrollo muy amplio, los principales aspectos radican en el cumplimiento de los refugios, la determinación de la susceptibilidad de las plagas blanco en diferentes zonas agroecológicas del país, el monitoreo constante de la resistencia una vez que el evento es liberado al mercado.

En la Argentina según lo observado, la tasa de evolución de la resistencia de algunas plagas está ocurriendo a una velocidad mayor que la obtención y autorización de uso comercial de nuevas toxinas o eventos apilados. El monitoreo es fundamental a la hora de tomar decisiones de manejo en lo referente a nutrición y sanidad, ya que existen adversidades que pueden afectarlo en las distintas etapas del cultivo.

La situación ideal de seguimiento de cultivo es aquel que permita un continuo detalle para intervenir en el sistema en el momento oportuno en caso de ser necesario. En el manejo de algunos cultivos existen sistemas de alerta de plagas como herramientas de apoyo para un seguimiento más preciso. Si bien el registro del monitoreo puede realizarse sobre planillas de papel de formato preestablecido, en la actualidad existen aplicaciones que se visualizan desde teléfonos o tablets con el apoyo de fotos y texto con registro georreferenciado del lugar ya que si el monitoreador no es la persona que toma las decisiones, el registro on-line permite hacerlo de manera remota. A pesar de ello cada vez son más frecuentes las prácticas que bajo el argumento de la “simplificación” van en desmedro de un manejo racional del cultivo donde la toma de decisión este basado en base a protocolos de muestreo para las diferentes plagas, fomentándose el uso de productos a tiempos fijos en distintos estados fenológicos. Estas recomendaciones desacertadas han tenido eco en sistemas de producción bajo arrendamientos accidentales de grandes superficies como así también en la dificultad operativa de profesionales para el monitoreo de distantes áreas que determinan las mismas decisiones para todos los lotes. En las últimas campañas se ha generado valiosa información para el manejo de malezas o insectos resistentes a distintos activos. A pesar de ello cada vez son más frecuentes los problemas de fitotoxicidad por herbicidas, insecticidas, aceites, etc., por errores técnicos así como también por problemas de lavado de máquinas aplicadoras así como también son frecuentes consultas por intervenciones tardías o fallas de control frente a diferentes adversidades. El estado fenológico, nutricional e hídrico del cultivo en relación con el ambiente y la densidad de una plaga determinarán la decisión de una intervención química en lo que se conoce como umbral de acción. Dicho valor se antecede al nivel de daño económico ya que en este momento el costo de intervención se iguala al daño producido por la plaga. Ante la prescripción de un producto químico la elección del mismo tiene ser evaluada más allá de características como efectividad y persistencia frente a la adversidad a tratar ya que se puede estar influyendo en la dinámica e intensidad de diferentes plagas que lo puedan afectar posteriormente. Otro aspecto a tener en cuenta es la toxicidad, posibilidad de daño a organismos no-blanco, seguridad para el aplicador, etc. El uso continuo de un mismo principio activo o grupo químico es un factor inductor de la resistencia, por ello es fundamental la rotación de los mismos. En la actualidad la promoción del uso continuo de la misma molécula desde el tratamiento en semilla hasta su aplicación en etapas continuas del cultivo son recomendaciones desacertadas Ahora bien, según lo descripto anteriormente ¿Cuán distante es la toma de decisión de lo que se hace en relación a lo que debería hacerse en diferentes etapas de los cultivos?. Aplicaciones de insecticidas en presiembra sin una evaluación de su necesidad, tratamientos a calendario o estado fenológico, imposibilidad de monitorear de manera continua todas las hectáreas que se producen, bajo costo de algunos productos en relación con su valor de cosecha, aprovechamiento de la tarea de pulverización frente a otra adversidad agregando algún producto por las dudas, desconocimiento de las plagas presentes en sus estados iniciales, aversión al daño por algunas plagas y desconocimiento del daño de otras son situaciones frecuentes. Una vez logrado el cultivo y sin aparentes daños con buena calidad de grano o semilla, el técnico o productor da por satisfecho el esfuerzo de la protección del mismo a lo largo de distintas etapas por las que atravesó. Pero ¿a qué precio se logró?. ¿Cuál fue el costo no sólo desde el punto de vista económico sino también ambiental? La valoración económica (ingreso bruto) según la cantidad de aplicaciones y los productos elegidos pocas veces es realizada comparando manejos diferentes. El número de aplicaciones por lote y el tipo de producto utilizado en relación al promedio general de una determinada zona es una primera aproximación para saber cómo se está manejando la protección vegetal en un predio en particular. No se puede esperar que los productos fitosanitarios o la biotecnología solucionen los problemas que por el mal manejo de los mismos se generan, esto trae como consecuencia un círculo vicioso en el uso de mayores dosis o mezclas de toxinas den para que den respuesta a los nuevos problemas generados y que en el largo plazo aumenta los costos de producción así como también problemas ambientales difíciles de cuantificar. En la actualidad existen dos temáticas que captan la atención como situaciones limitantes de la producción en la zona núcleo: una son los excesos hídricos y la otra los problemas de tolerancia y /o resistencia de las malezas a varios grupos químicos. Para ambas situaciones se plantea que no existe una única solución sino que deben confluir una serie de acciones que de manera combinada y en una gran superficie se realicen para minimizar su impacto. Dicha situación llama a reflexionar sobre los aumentos de los niveles de tolerancia de plagas animales a insecticidas y/o transgénicos que se está desarrollando en la actualidad por desconocimiento o simplicidad. De todos los integrantes del sistema productivo dependerá que dicha evolución se vea acelerada o no en el tiempo. Ante este escenario es necesario que ocurra un período de transición durante el cual profesionales, educadores, extensionistas deben interactuar a medida que nuevas herramientas van siendo desarrolladas para maximizar los beneficios económicos y socio-ambientales.

Fuente: Ing Fernando Flores Inta Marcos Juárez

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