Conversamos con el Ing. Juan Pablo Ioele para conocer su análisis sobre la campaña de maíz 2025, que finaliza su primera decena de marzo con un balance variado en la región. La heterogeneidad de los cultivos es una característica típica de los años Niña, donde las precipitaciones no cubren de manera uniforme el territorio, generando condiciones muy dispares según la zona y la fecha de siembra.
Un escenario con dos realidades
Según Ioele, uno de los factores determinantes de esta campaña fue la planificación de la siembra, fuertemente influenciada por la presencia de la chicharrita y el temor a retrasos que afectaran el rendimiento. Esto derivó en dos escenarios bien diferenciados: los lotes sembrados en septiembre y aquellos implantados en octubre.
«Los cultivos establecidos en septiembre lograron atravesar su período crítico en diciembre con condiciones favorables, aunque algunos casos presentan inconvenientes en la fase de llenado de grano. En cambio, los sembrados entre mediados y finales de octubre han mostrado un comportamiento más irregular. Aquellos en suelos con mayor capacidad de retención de agua y que recibieron lluvias oportunas lograron sortear mejor el estrés hídrico, mientras que otros padecieron severamente la falta de humedad desde el período crítico hasta el llenado de grano», explicó el especialista.
Impacto del clima y manejo agronómico
Ioele también destacó la aparición de green snap, especialmente en las zonas afectadas por tormentas y vientos intensos, como en las cercanías de la Ruta 9. «Este problema estructural se vio favorecido por un crecimiento vegetativo óptimo previo a los eventos climáticos adversos», detalló.
El control de malezas fue otro desafío importante. «En años Niña, la mayoría de los herbicidas dependen de la hidrólisis para su efectividad, lo que llevó a un alto porcentaje de escapes. En este contexto, las tecnologías de tratamiento post-emergencia, como Enlist, han demostrado una notable diferencia en el manejo eficiente de malezas», señaló el ingeniero.
El comportamiento de los maíces tardíos
Por otro lado, los cultivos tardíos han experimentado dificultades durante su desarrollo vegetativo, a pesar de haber logrado una buena implantación en diciembre. «Durante enero, sufrieron un marcado estrés hídrico, aunque su resistencia en esta etapa les permitió llegar a la fase reproductiva en condiciones aceptables. Las lluvias de mediados y finales de febrero, así como las de principios de marzo, fueron clave para su recuperación y rendimiento final», explicó Ioele.
Conclusiones
En síntesis, el análisis del Ing. Juan Pablo Ioele deja en evidencia que la campaña de maíz 2025 ha estado marcada por altos contrastes, determinados por la estrategia de siembra, la capacidad de retención de agua de los suelos y la incidencia de eventos climáticos. La gestión agronómica y la elección de tecnologías adecuadas han sido claves para afrontar los desafíos de una campaña con muchas particularidades.